miércoles, 21 de enero de 2009

Declaración de principios, Cartagena Chile, Enero 2004



Huelgaenelmatadero surge a principios del 2004. En sus orígenes se conforma por un grupo profesores de arte que desarrollaron sus estudios en la actual Umce, ex Pedagógico. Nace como un ejercicio de reflexión para generar un cuestionamiento de lo que nos rodea.
No levantar la voz, seguir el curso de la manada, acomodarse en el propio espacio antes de dormirse para siempre son signos de nuestro tiempo.
La metáfora del matadero condensa algunas ideas que nos han incomodado y que han hecho que la utilicemos como una analogía de nuestro entorno.
La abundante oferta de ilusiones, de prosperidad, igualdad y libertad, nos hacen inevitablemente tener una mirada de sospecha.
Nuestro paisaje homogéneo conformado por una cultura nacional que en lo aparente, y desde lo oficial, enarbola el sentido de la equidad, pero que sin embargo en la práctica (y no es necesario un análisis penetrante para saberlo) no es más que un permanente arreglo cosmético que por su propia naturaleza se encarga de esconder la desigualdad.
El olvido intencionado de lo que no es conveniente recordar, los lugares geográficos y culturales en los cuales son confinados los protagonistas sociales más olvidados de nuestro hiper jerarquizado sistema. El acomodo de los privilegiados de siempre (sea cual sea el sistema de turno) a los lugares de confianza determinados por los movimientos de cola ante el amo siempre poderoso, la mediocridad intelectual de los actuales discursos destinados a nuestra rebautizada “sociedad civil” y que no hacen sino reconfigurar permanentemente el sistema que funciona sin demasiadas preguntas acerca de su incoherencia, incoherencia que se desliza debajo de la alfombra reluciente de lo oficial.
Todo ello ante la mirada a veces perpleja, a veces indignada, a veces ni siquiera ante la mirada de nadie que le importe. Pero principalmente, ante el silencio de las vacas que caminan silenciosa y pacientemente hacia el degüello cuya promesa concreta es la nada.
El matadero conforma una analogía animal de la obediencia y del sin sentido, una reflexión y un pensar nuestro entorno social como un inquietante paisaje construido entre los límites de la estupidez y el desgano.
Las redenciones forman a nuestro entender parte de una mitología ya aniquilada por el tiempo (a veces son un buen material para que el mismo rebaño se dé fuerzas para seguir pensando en que algún día todo será mejor) y que por lo mismo resultan irreales y soporíferas.
No creemos que cambiemos algo de lo que ya ocurre en las cabezas de nuestros bovinos conciudadanos y nuestros matarifes (si alguien siente la necesidad de hacerlo está en su más legítimo derecho), nuestros intentos se dirigen más bien a generar núcleos de conciencia, creación y discusión.
No queremos caminar en una sola dirección ni entrar como vacas mansas al destino reservado para la manada obediente, es por eso que declaramos la huelga en el matadero.

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